LA NOCHE DE LOS NAHUALES || Benjamín M. Ramírez

TIJUANA, MIRAR HACIA EL ESTE O EL PASADIZO SECRETO DEL PALACIO

Por Benjamín M. Ramírez

Hace frío y el descenso de la temperatura será más baja en los próximos días. El frío cala, aunado a los estragos que han causado las lluvias de los últimos días, pero duele más la indiferencia, el abandono y la desatención hacia los olvidados, los de siempre.

El voto de los pobres redunda en ganancias para los que siempre están asidos al poder, para a quienes les basta con declinar a sus principios irrenunciables para incorporarse al bastión de los que siempre están arriba.

Azules, amarillos, verdes, rojos, naranjas o guindas, el color no marca diferencia alguna para quienes blanden una bandera, un color, una ambición o un sistema, si la convicción que los mueve es estar dentro del presupuesto. Así es la paupérrima política en los asideros del México hoy.

Los olvidados sólo resurgen en época electoral o son usados para aderezar las sutilezas políticas como coreografía ajena al escenario en una obra de Eugène Ionesco, Artaud o Beckett, en las sutilezas de la crueldad o en la verdad de lo absurdo.

Lo anterior deviene porque las lluvias indudablemente han dejado la huella natural del desastre: calles que se vuelven veredas, avenidas que se anegan cada que el agua cae, cauces intransitables gracias a la precipitación que se registró a finales del año pasado.

Si tan sólo los políticos que nos gobiernan recorrieran el Cañón del Sáenz o avenida Cuero de Venados, en la delegación Sánchez Taboada, verían sus increíbles avenidas de agua, las anegaciones extraordinarias que provocan las escasas lluvias, los caudales de agua que descienden de las zonas altas barriendo con todo lo que se ponga a su paso, el agua desnuda a una ciudad perdida y olvidada.

Detrás de las emblemáticas obras que mantienen a Tijuana endeudada por los próximos años se esconde, a vista de todos, lo que se trata de mantener oculto, la pobreza y el abandono de quienes, allende a las elecciones locales o federales, desaparecen como el fantasma de O. Wilde.

Ahí, donde se termina el pavimento empieza la colección de aguas negras, nauseabundas, con su carga de olor fétido que se revela a través de los albañales, entre el lodazal que mantiene y sostiene un sistema de baches en caminos intransitables. La cifra anunciada para la rehabilitación de avenidas será superada por los graves rezagos que caracterizan, no sólo a Tijuana o a Baja California, sino a todo el país, porque las calles o avenidas deterioradas y los baches son insignia nacional.

Quizá los pobres no tienen mejor alternativa que la de El Fantasma de Canterville: “Me es necesario arrastrar mis cadenas, gruñir a través de las cerraduras, y deambular en la noche”.

Estoy seguro que los 110 millones de pesos anunciados para la rehabilitación de vialidades no alcanzarán para cubrir ni siquiera los más apremiantes porque en algunas colonias, la de los olvidados, andan “Con el lodo a las rodillas”.

Las autoridades tanto estatales como municipales tienen la obligación constitucional de atender las necesidades de los ciudadanos. Los problemas del este de la ciudad se resuelven con acciones y no con sesiones de cabildo, ni con ocurrencias.

O quizá sea necesaria dividir a la ciudad de Tijuana para multiplicar las acciones de beneficio colectivo. Quizá sea ya el tiempo de los marginados para que sean protagonistas de su propio desarrollo. En el este de Tijuana no sólo se encuentran más de tres tercios de la población sino también los polos del desarrollo.

Quizá ya sea hora de buscar nuevos derroteros para una Ciudad Satélite, Nueva Tijuana, Tijuanita, Ciudad del Este, o un nuevo nombre que pueda suplir a la ignominia del olvido y el estigma del abandono.

Veracruz.

En la administración entrante de la Atenas Veracruzana, Xalapa, han descubierto el hilo negro de la política del abandono: un pasadizo secreto a través del cual los alcaldes anteriores evadían la responsabilidad conferida para la atención de la ciudadanía.

En verdad que aún no salgo de mi asombro.

La anécdota se asemeja a un episodio de un alcalde que no tenía su pasadizo, pero sí tenía tres salidas para evadir a cuanto impertinente llegara a tocar las puertas del palacio municipal a pesar de haberse comprometido, al inicio de su administración, a una política de puertas abiertas. La primera acción de gobierno fue la de asegurar su salario y sellar con cortinas la oficina de la presidencia.

Otros datos que me llaman poderosamente la atención del estado de Veracruz, a parte del encontronazo jurídico – político entre Monreal y García, es la del alcalde del puerto de Coatzacoalcos, Amado Cruz Malpica, al iniciar con “El primer escobazo del año”, acción emulada por su homóloga de Minatitlán, Carmen Medel, al barrer las calles y recoger la basura: existen otros problemas más importantes. “El medio es el mensaje”, reza M. McLuhan.

Quizá los munícipes intentan enviar la idea de que los ciudadanos perciban que ahora sí, le entrarán duro a uno de los problemas, la basura, o que limpiarán la corrupción de las administraciones pasadas, o que los funcionarios entrantes son bien trabajadores. Todo es una ocurrencia del más insípido y rancio acto de un prestidigitador.

Espero que el barretón siga adelante.

Mis mejores deseos para este año que inicia, en la primera semana del año. Que sigan los éxitos y los parabienes para usted y los suyos. Un abrazo fraterno.

Benjamín M. RamírezOpinión
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